En Jesús vemos cómo es la verdadera bondad y la libertad que surge de renunciar al poder y vencer el mal con el bien. Somos salvos de las terribles consecuencias de vencer el mal con el mal, o de dejar que el mal no se controle. Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo en Cristo, sin contar los pecados de la gente contra ellos.